Estudiar medicina en Asturias ¡misión imposible!

examen en la escuela con el estudiante de tomar la prueba de admisión educativa en clase, pensando duro, escribir respuesta en el aula universitaria, educación y el concepto del día mundial de la alfabetización - estudiantes examenes fotografías e imágenes de stock

El 65% de los admitidos en la carrera de medicina en Asturias no son asturianos rezaba la prensa asturiana hace unos días. Una afirmación que reaviva, aún más, el sentimiento de frustración y la sensación de injusticia  para los cientos de jóvenes que se han presentado en Asturias  a la EBAU.

Tras cursar durante dos años el bachillerato de ciencias de la salud,  muchos de ellos con excelentes resultados, ahora sufren las consecuencias que este “mercado persa”, en el que se ha convertido acceder a algunas carreras universitarias, está generando para el relevo generacional  de nuestro sistema sanitario en Asturias.

La EBAU siempre ha estado en debate, por ser una prueba anacrónica y porqué solo mide el resultado cuantitativo, sin tener en cuenta ninguna otra competencia del alumno. Algunas de estas competencias, las más valoradas y demandadas actualmente por cualquier entidad pública o privada, las tan mencionadas habilidades blandas, inteligencia emocional, empatía, escucha activa, etc., son imprescindibles en ámbitos como el sanitario pero me pregunto ¿está interesada realmente la Universidad en adaptar la formación a las necesidades del mercado laboral?.

Es un hecho que la EBAU genera inequidad entre los distintos alumnos que tienen que competir por tener las mejores notas con el resto de alumnado de toda España, debido a la existencia de eso que llaman distrito único universitaria. Es decir, tienes derecho a plaza en cualquier Universidad si tienes mejor nota en la EBAU pero la prueba que te mide es distinta en cada comunidad autónoma  y  los estándares exigidos no tienen equiparación alguna. En fin, una secuela más de los reinos de taifas en los que vivimos.

He vivido de primera mano los años de esfuerzo de mi hija para obtener una nota excelente en bachillerato y abrir, así, la posibilidad de acceder a la carrera de medicina que, desde que tenía 5 años, decidió desempeñar tras la muerte de mi padre de cáncer. «Mama, yo seré médico y  descubriré la cura del cáncer” me dijo un día y esa vocación continuó hasta hoy, a pesar de que, por mi trabajo, la haya intentado disuadir,  acercándola  a la realidad de la situación del personal facultativo, mal valorado por las distintas administraciones y algunos pacientes, mal pagado,  salvo aquellos que salen del sector público.

Como dato, tras 6 años de estudios y el examen MIR, cobran poco más del SMI, 1.245€, con condiciones de trabajo precarias,  encadenando  contratos a veces de días, durante años,  soportando la gestión o más bien manipulación de los “dueños del cortijo hospitalario” que no les permiten crecer. En resumen, la ecuación, esfuerzo aplicado versus satisfacción laboral obtenida arroja un resultado pésimo  en la mayoría de los casos.

Todo el empeño se ha visto truncado este año para muchas jóvenes, con excelentes notas en bachillerato, donde se necesitó el año pasado un mínimo de 13,20 puntos sobre 14 para acceder a medicina. Las medias en las asignaturas que más ponderan, química y biología, han sido muy bajas, incluso más que en años pasados, lo que ha generado que nuestros hijos se vean obligados a estudiar en otras CCAA, si su nota lo permite, o en universidades privadas.

Me pregunto ¿qué opinan de esto los responsables universitarios? ¿son responsables los centros educativos asturianos que no les preparan suficientemente? ¿Están los alumnos asturianos peor preparados? ¿Cómo es que en el resto de las asignaturas curiosamente tienen medias muy superiores? ¿son los coordinadores universitarios que realizan los exámenes los que no adaptan lo que se exige a lo que se imparte en los centros?

Dicen los responsables universitarios que buscan la excelencia  ¿son conscientes que esa búsqueda de la excelencia solo afecta a nuestros jóvenes y no a los del resto de comunidades con criterios no tan exigentes y que llenarán las aulas que muchos de nuestros hijos no podrán ocupar?  ¿les preocupa siquiera la situación real de sociedad asturiana y sus necesidades sanitarias? ¿Creen ustedes, responsables universitarios, que los expedientes del personal sanitario extranjero que nos vemos obligados a contratar es “excelente” o quizá están sentados en sus doctos asientos académicos alejados de la realidad sin pensar siguiera que tienen la llave de la puerta?.

En fin, el resultado de toda esta situación es que muchas familias tendrán que optar por enviar a sus hijos e hijas a alguna Universidad pública de otra comunidad, con más plazas, o a una privada, si se lo pueden permitir. Un traslado que, en muchos casos, será definitivo perdiendo un talento y un capital humano que esta región envejecida no puede de ningún modo permitirse. ¿Les preocupa esta situación a los responsables político-universitarios?  ¿Van a tomar alguna medida para impedir la fuga de talento a otras comunidades menos restrictivas en las plazas universitarias? o ¿seguimos escuchando excusas sobre las dificultades de hacer una prueba de acceso igual para todos, de ampliar plazas en la universidad de medicina por la insuficiencia de hospitales universitarios para las practicas medicas o la escasa capacidad de nuestra facultad de medicina para asumir más alumnos? porque les aseguro que muy fácil la solución ¡incrementen el presupuesto! y ajústenlo en otras partidas innecesarias. ¡Estoy segura que, a cualquier ciudadano, se nos  ocurren varias ideas!

Según declaraciones del Rector, el coste de incrementar 10 alumnos más de medicina es de 300.000 euros año. Nuevamente, me pregunto ¿como la universidad privada de Navarra,  cobra 20.000 euros de matricula al año por alumno? Es decir 200.000€ por 10 alumnos. No me cabe duda que con estupendos beneficios. No obstante y al margen de debatir esa engrosada cifra y creer que es una cantidad irrisoria en un presupuesto de  211.604.439 euros que dispone la Universidad al año,  ¡estamos hablando de derechos fundamentales,  a la educación y a la protección de la salud, que se financia con el dinero de todos y es una de las bases de nuestro Estado del Bienestar.

En un contexto en el que se jubilan más médicos que alumnos entran en la Universidad, los representantes del personal facultativo se quejan de la falta de médicos y los usuarios sufren retrasos continuos en la asistencia, la Universidad y el Principado han tomado alguna micromedida de todo punto insuficiente y de cara a la galería. Desde luego, no paliará la situación a la que vamos avocados sin remisión. Se admitirán, en 4 años, 30 estudiantes más de medicina, ¡7,5 más al año, mientras las autoridades sanitarias amplían las plazas Mir para médicos extranjeros! Como dato, Asturias, dispone de 150 plazas de medicina frente a las 120 de Cantabria, con apenas el 60% de habitantes o las casi 350 de Santiago de Compostela. No hacen falta más comentarios.

Esta reflexión tiene como objetivo visibilizar una situación que afecta a nuestros estudiantes de todo el ámbito sanitario, personal medico, de enfermería y fisioterapia,  a sus familias, al personal sanitario asturiano y a todos los usuarios de la sanidad pública y privada e instar que se tomen las medidas oportunas, desde la forma de selección de nuestros futuros sanitarios hasta sus condiciones laborales en nuestro sistema, por parte de  todas las administraciones:  la Central y la Autonómica, la Universidad, los representantes del personal sanitario, el ámbito educativo y sanitario ¡todos deben arrimar el hombro y dejar sus intereses al margen para solventar una situación que ya estamos viviendo!

¡Es vergonzante que estén contratando personal jubilado para cubrir plazas en los hospitales y centros de salud y que, por otro lado, no se pongan todos los medios para seleccionar, con criterios de justicia y ecuanimidad, ampliar plazas en nuestras universidades para generar relevo generacional y que nuestros hijos puedan estudiar en su tierra la carrera para la que están sobradamente preparados.

¡No les quepa duda que esta situación la sufriremos todos nosotros, los usuarios de nuestro agotado sistema sanitario!

ANA FERNANDEZ CASTRO